En un kilo cien gramos de papel ilustración se condenan 254 fotografías y 58 videos a los que se puede acceder por medio de códigos QR y textos que sumergen al lector en un recorrido de la guerra de Malvinas desde la mirada particular de un periodista. Esta es una brevísima descripción del libro Malvinas. Los ojos de la guerra. Memorias del último corresponsal de guerra argentino en las islas, escrito por Eduardo Rotondo y Lino Palacio.
Rotondo, que se adjudica haber sido el último periodista argentino en dejar las islas, volcó en este libro de 37 capítulos, más un anexo, una selección de un total de 850 fotografías y ocho horas de video de su archivo personal, que testimonian en imágenes el conflicto del Atlántico Sur. Tal como lo define Palacio en la introducción, “el lector se encontrará con una obra coral, polifónica, con muchos y diversos puntos de vista que, según considero, es la mejor manera de contar un hecho tan complejo como la guerra de Malvinas, que históricamente ha sido sometido a demasiados juicios maniqueístas y simplistas; un campo de batalla, cruzado por constantes tensiones políticas donde las primeras víctimas terminaron siendo los propios veteranos”.
La primera fotografía de Rotondo en las islas. El paso de una columna de soldados marchando
Abastraidos en la lectura, los soldados Sergio Grabchuk y Héctor Miño leen una carta sentados en la escollera de Puerto Argentino
El capellán Fernández bautizando al soldado Dante Rubén Velásquez. A la izquierda está su capitán, quien fue su padrino
Soldados cargando las sacas del Correo Argentino; miles en las trincheras esperan la llegada de noticias de sus seres queridos
Obuses cayendo sobre la zona del aeropuerto de Puerto Argentino, la zona más castigada por los bombardeos
El libro cuenta con un prólogo de Max Hastings, corresponsal británico y a través del relato de Rotondo, corresponsal en Malvinas del canal ABC de Estados Unidos y de la revista Gente, es posible seguir las alternativas del conflicto del Atlántico Sur, donde viajó con un equipo VHS y una cámara Nikon F 10 con una lente normal.
El investigador Lino Palacio se dedicó a darle forma al texto, luego de cuarenta horas de grabación, en las que Rotondo fue desgranando sus recuerdos y vivencias. “Como este libro no hay”, afirmó a Infobae. “Por la información, las fotografías y los videos, que representan un alto valor histórico. Se realizó una selección de todo el material, con el agravante que las fotografías -que estaban en formato diapositiva- hubo que convertirlas, quitarles a algunas las manchas de humedad y otorgarle la mayor calidad posible para su publicación”.
El cabo segundo Manrique, del Batallón Antiaéreo de la Infantería de Marina, operando un cañón Hispano- Suiza HS.831
Dos camilleros pertenecientes al GA 3 yendo al rescate de un herido
El casco que corona la cruz en la sepultura del capitán de fragata Carlos Benítez, piloto naval caído el 3 de mayo de 1982
Un camión trasladando a tropas de la Compañía A del RI Mec 3 a Wireless Ridge, en los últimos días de la guerra. De izquierda a derecha aparecen: Gabriel Espir, Ernesto Paz, Alcides Arteaga (semitapado); después Omar De Felippe, el sargento Cisneros y Claudio Rodríguez. Años más tarde, De Felippe cobraría notoriedad pública como un reconocido director técnico de fútbol
Con los uniformes llenos de grasa (para impermeabilizar la ropa y protegerse del frío), un grupo de soldados de la X Brigada prepara el rancho en una cocina de campaña
En el libro, menciona a los periodistas que cubrieron la guerra y reproduce algunas páginas de La Gaceta Argentina, un par de hojas mecanografiadas con noticias para los soldados, que eran escritas por la oficina de prensa de la gobernación de las islas.
Cuenta que fue complicado trabajar con la censura militar, escollo que lograron salvar, especialmente en los videos, evitando que los soldados entrevistados se identificasen o dieran detalles de su posición. “Desde algún lugar de Malvinas”, comenzaban.
Fue a las cinco de la mañana del 1 de mayo cuando Rotondo entendió que la guerra había estallado, al describir el intenso bombardeo inglés.
Afirmó que hay pocos jefes militares a los que registró en imágenes. Uno de ellos es Mohamed Seineldín, quien siempre evitó las lentes. “Los soldados son los protagonistas”, repetía.
Ellos están presentes en muchas páginas del libro. Ya sea por la foto a contraluz del soldado Giganti; la de Sergio Grabchuk y Héctor Miño, de la Compañía de Comunicaciones Mecanizada 10 leyendo concentrados y abstraídos una carta, o la de Juan Núñez y Horacio Echave, quien le habían pedido que les tomasen una foto así sus familias se quedarían tranquilas. Echave caería en los combates y sus restos serían identificados décadas después.
El infante de marina Jorge Rinaldi, perteneciente a la División Perros de Ataque, hace posar a su inseparable compañero: el ovejero Nick. Junto a ellos aparece un integrante del Batallón Antiaéreo de marina
Un grupo de comandos aborda el Unimog que los llevará camino de las posiciones enemigas
En vuelo bajo sobre Puerto Argentino pasa el Pucará del teniente Roberto Címbaro atentamente observado por tres soldados en tierra
Las calles de Puerto Argentino, con cientos de soldados deambulando sin destino, pronto se hundieron en el caos y la confusión. A la derecha aparecen el chofer de Menéndez junto al capitán de la policía militar Miguel Ángel Romano
El final de la guerra: un capitán británico, enviado para parlamentar el inicio de las negociaciones de la rendición, se da la mano con el mayor Carlos Doglioli. En el medio de ellos, testigo de la situación, aparece el cabo primero José Luis Puca
Un grupo de niños isleños dialogan con un soldado británico de guardia
Hay historias y descripciones sobre los isleños y su hostilidad, la tragedia del ARA Isla de los Estados y la odisea de sus sobrevivientes, el ataque británico a Moody Brook, así como la labor desarrollada por los capellanes, los comandos y el personal civil.
Relata con detalles la forma en que pudo dejar las islas, salvando los rollos de fotos y las cintas de video en los que estaban registradas las horas posteriores al alto el fuego.
Hay un hallazgo que otorga a este libro un plus: al final de muchas de las historias y hechos cotidianos que se relatan, se publica un código QR, que direcciona a un video inédito relacionado a ese tema. De esta forma, 41 años después, es sorprendente ver a veteranos, dando su testimonio ante una cámara, en cortos videos o el registro de situaciones como cuando habían llegado a las islas una donación de guitarras o la llegada de una patrulla luego de una misión.
La pregunta inevitable fue cómo había podido regresar al continente el material fotográfico y fílmico, escapando de la requisa británica. Rotondo contó que cuando llegaba un Hércules, el piloto le alcanzaba un bolso con material fílmico virgen y en el mismo vuelo el corresponsal le daba un empaque similar con las imágenes que había registrado.
La cuestión se complicó en los últimos días. Rotondo cuenta que luego del alto el fuego, se escapó del hotel donde se alojaba y abordó el lanchón Yehuín, y le dieron ropa de marinero. Por su condición de corresponsal de guerra -explicó- se amparó en su decisión de permanecer en las islas y no partir en uno de los vuelos que regresó a los periodistas al continente.
Dijo que el 16 de junio al mediodía logró llegar al rompehielos Almirante Irízar, que durante la guerra cumplió funciones de buque hospital. Entre sus ropas llevaba un material único: las imágenes tomadas cuando británicos y argentinos se habían puesto de acuerdo en un alto el fuego.
Finalmente, el libro contiene un anexo armado por Palacio, con testimonios y recuerdos de veteranos, que cuentan sus experiencias en las islas. Impactantes, dramáticas y conmovedoras como la del soldado Jorge Rinaldi, quien tuvo a su cargo un perro ovejero negro llamado Nick, con quien trabó “una relación simbiótica”.
Rotondo contó que hizo el libro con la idea de que quedase para los veteranos de guerra, y que junto a Palacio no aspiraron a contar la historia de Malvinas, sino una historia de Malvinas. Un nuevo aporte para contar el conflicto desde los ojos de un corresponsal de guerra.
Las fotos pertenecen al libro “Malvinas. Los ojos de la guerra. Memorias del último corresponsal de guerra argentino en las islas”. Información adicional sobre el libro en @malvinas_by_eduardo_rotondo.
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