Reino Unido ha anunciado planes para una explotación petrolera millonaria en las Islas Malvinas, lo que representa la primera perforación de la historia en el archipiélago argentino. Según informó el medio británico The Telegraph, el gobierno inglés proyecta un impacto económico fenomenal con este emprendimiento, lo que podría aumentar las tensiones sobre la soberanía de las islas.
Las autoridades británicas de las Islas Malvinas han comenzado una consulta a los habitantes locales sobre los planes de perforar en busca de 500 millones de barriles de petróleo en el campo Sea Lion, ubicado a 150 millas al norte del archipiélago. La consulta, que comenzó el 24 de junio, finalizará el 5 de agosto.
La empresa israelí Navitas Petroleum tiene la mayoría de los derechos de exploración, lo que significa que la mayor parte de las ganancias irían a accionistas en Israel y Estados Unidos. Navitas controla el 65% de la participación activa en el campo Sea Lion, mientras que Rockhopper Energy, con sede en el Reino Unido, controla el resto. Esto implica que los beneficios económicos no solo no recaerán en Argentina, sino que también fortalecerán intereses extranjeros en la región.
The Telegraph destaca que los isleños "podrían beneficiarse de millones de libras en regalías e impuestos aplicados a las ganancias, transformando potencialmente toda la economía de las islas, que actualmente depende de la cría de ovejas y la pesca". Sin embargo, esta transformación económica se lograría a expensas de la soberanía argentina sobre el territorio y sus recursos.
Este anuncio llega en un momento crítico, a las puertas de las elecciones generales en el Reino Unido, donde se anticipa la vuelta del Partido Laborista después de 14 años de dominio conservador. El líder laborista, Keir Starmer, ha prometido prohibir toda nueva exploración de petróleo y gas en aguas británicas debido a los requerimientos ambientales, pero esto no afectaría a las Malvinas, ya que la administración local tiene los derechos de perforación en las aguas circundantes.
El proyecto planea perforar 23 pozos para acceder a hasta 500 millones de barriles de petróleo inicialmente, pero potencialmente podría haber muchos más en el futuro. Según el periódico británico, el petróleo de Sea Lion sería procesado por un buque flotante de producción, almacenamiento y descarga, con camiones cisterna transportando el petróleo para su venta en los mercados energéticos mundiales.
La mayor parte del petróleo de las Malvinas no llegaría al Reino Unido, pero se utilizaría como una carta para contener a los isleños, que suelen reclamar más atención del gobierno central británico, especialmente después del Brexit y la pérdida de subsidios a la pesca. Este hecho es un duro golpe para Argentina, que ve cómo se intensifican las actividades británicas en un territorio en disputa.
El gobierno argentino ha mostrado su descontento con el avance de estos planes. En un momento, se consideró trabajar en un acercamiento con el gobierno británico, pero con la llegada de Javier Milei, ese proceso se frenó. Argentina ni siquiera condenó el viaje del ministro de Relaciones Exteriores británico, David Cameron, en febrero de este año.
El gobierno argentino tampoco priorizó el tema de las Malvinas en la bilateral de Milei con Cameron en el Foro de Davos de enero y la Cancillería dejó pasar, en un primer momento, la decisión unilateral de restricciones a la navegación y pesca, extendiendo el control británico sobre aproximadamente 170,000 km² adicionales del Mar Austral. Solo después, presentó una nota de queja formal.
En una declaración, el gobierno de las Islas Malvinas afirmó: "Tenemos derecho a utilizar nuestros propios recursos naturales. Las Islas Malvinas operan su propio sistema nacional de licencias petroleras, que incluye actividades de exploración, evaluación y producción relacionadas con recursos de hidrocarburos en alta mar". Sin embargo, desde Cancillería aseguran que se están analizando las "acciones diplomáticas correspondientes".
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