Fabricantes de alimento balanceado advierten que les queda stock para solo tres semanas y alertan que si el Gobierno no aprueba los permisos de importación se cortará la cadena de producción. Tras los últimos aumentos de los precios por la devaluación, pet shops y góndolas de supermercados registran faltantes de comida para mascotas.
Así lo alertó la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal (Caena), que nuclea a 150 compañías productoras de alimento para animales domésticos y ganado. Sus socios importan insumos como vitaminas, minerales, aminoácidos y aditivos que no tienen reemplazo local y usan para elaborar los productos que venden al cliente final.
Ahora, Caena volvió a elevar un pedido a las autoridades. "Desde hace varios meses, advertimos sobre la problemática. Las trabas a la importación y la falta de liberación de SIRA en las dos últimas semanas repercuten en la escasez de materias primas y, consecuentemente, comienzan a afectar los trabajos en planta", explicó Francisco Schang, gerente de la entidad, y apuntó: "Necesitamos una respuesta urgente por parte de las autoridades nacionales para llevar tranquilidad a toda la cadena de valor del circuito".
La realidad amenaza no solo con frenar a la producción, sino también con perjudicar al empleo. El rubro de la nutrición animal da trabajo a 12.000 personas en diversas áreas, desde la fabricación hasta ventas. "Los productores se enfrentan a decisiones difíciles como disminuir su nivel de producción, lo que a su vez puede tener un impacto negativo en el empleo y, por ende, en la economía", alertó Caena.
En promedio, una empresa grande contrata 30 proveedores del exterior. Por año, se importan alrededor de 112.000 toneladas de microingredientes por u$s 255 millones. El sector ya viene con problemas de abastecimiento: desde 2022 escasean productos por el cepo, ya que los insumos no se fabrican en la Argentina y que los proveedores entregan mercadería en un plazo de entre 60 y 90 días.Según Caena, la imposibilidad de girar divisas al exterior, dada la restricción de cupos establecida, sumado a la falta de alternativas de financiación de proveedores y entidades bancarias, generan quiebres de stocks, "lo que torna compleja la eficiencia de las distintas producciones".
La situación se agrava teniendo en cuenta que semanas atrás el sector ya había advertido sobre el impacto que generaría la aplicación del impuesto a las importaciones del 7,125%. El efecto negativo de esta medida, explicó la entidad en ese momento, se sumó a la disposición de incluir al maíz en el Programa de Incremento Exportador.
"El incremento en el costo del maíz se traduce en un aumento considerable en los gastos de producción. Estos costos adicionales se trasladan inevitablemente a los productores de carne, leche y huevos; quienes, a su vez, se ven forzados a ajustar los precios finales de esta materia prima para mantener la rentabilidad de sus operaciones", describió Caena.
Como resultado, los consumidores finales se enfrentan a precios más elevados en góndola, lo que para la entidad "genera una carga económica adicional en los hogares y afecta el acceso a nutrición esencial". "La situación se vuelve más preocupante en contextos socioeconómicos desfavorecidos, donde el acceso a una alimentación adecuada se convierte en un desafío mayor", consideró.
Para la cámara, estos insumos deberían entrar en la excepciones de bienes intermedios que apuntan a la canasta básica. Entre ellos, pollo, huevo, leche y otras proteínas. "Estamos realmente preocupados por la incidencia negativa que las medidas tienen en la producción de alimento balanceado y en el alza en costos y precios que generan en la cadena, impactando fuertemente en los consumidores", concluyó la entidad.
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