La triquinosis es una zoonosis que se puede transmitir de los animales a las personas. Estas se pueden enfermar al consumir carne insuficientemente cocida o productos elaborados con carne de cerdo o de animales silvestres –como jabalíes o pumas– que contienen en sus músculos larvas del parásito.
Con el fin de fortalecer y potenciar el conocimiento de la información sobre la enfermedad, su prevención y control, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) brinda las pautas generales para prevenirla.
Para las personas, la principal fuente de infección de esta enfermedad es el consumo de carne de cerdos domésticos, aunque también puede producirse por el consumo de otras especies (como el jabalí, el puma u otros animales silvestres). En este caso, la sintomatología es inespecífica: parecida a una gripe, con síntomas gastrointestinales, fiebre, vómitos, diarrea, dolores musculares, entre otros. Por eso es importante asociar lo que se consumió con los síntomas y concurrir al centro médico más cercano.
Recomendaciones en la producción
Ante la importancia del consumo de productos elaborados con carne de cerdo y derivados en nuestro país (como chacinados, embutidos y salazones), es fundamental que aquellas personas que se dediquen a la cría de animales los mantengan en sus establecimientos en las condiciones higiénicas adecuadas y una correcta alimentación.
Cabe destacar que la triquinosis no se contagia de porcino a porcino, sino que el animal puede contraer la enfermedad a través de lo que come. Por este motivo, es esencial mantener una alimentación segura de estos animales o alimentos derivados.
En la actualidad, el Senasa registra 652.462 unidades productivas ganaderas que han declarado poseer animales: de ese total, 74.461 unidades declararon poseer porcinos y, dentro de estas, 36.276 unidades –es decir, un 76%– declararon realizar una "actividad familiar" a la que corresponden 698.327 porcinos.
En estos casos, el modo de crianza suele ser a campo y uno de los principales destinos productivos es obtener lechones para su venta, así como producciones destinadas al engorde. Las principales provincias en las que se ubican las unidades productivas que desarrollan esta actividad familiar son Buenos Aires (15.6%), Córdoba (13.3%) y Chaco (11.8%).
Asimismo, es clave controlar y evitar en los establecimientos el ingreso de roedores, ya que pueden contener larvas de trichinella que ingiere el cerdo. Como los síntomas de esta parasitosis no son visibles en el animal, es necesario realizar los controles en laboratorios que confirmen la ausencia de la enfermedad.
En este sentido, un aspecto clave para la prevención de esta zoonosis es la realización de la prueba de digestión artificial. Ya que la enfermedad sólo puede diagnosticarse luego de la faena, este método permite detectar la presencia de trichinella en una muestra de carne, analizada en un laboratorio autorizado. De esta manera, se sabe si la carne que se produce es apta para el consumo.
Recomendaciones para el consumo
Otro de los pilares claves para la prevención de la enfermedad son las medidas que puede tomar la población a la hora de consumir productos alimenticios porcinos y derivados que se elaboran con carne cruda.
Por un lado, se debe tener conocimiento acerca de dónde adquirir los productos, considerando aquellos establecimientos que se encuentren certificados y habilitados para la elaboración de estos alimentos. Para ello, quienes consuman alimentos derivados de cerdos o animales silvestres deben tener en cuenta la identificación de los productos a través de la etiqueta, que certifique su origen.
Por otro lado, se recuerda a las personas que siempre deben cocinar correctamente la carne hasta que su interior pierda el color rosado, lo cual indica que se alcanzó una temperatura que mata las larvas que transmiten la enfermedad –mayor a 70 grados centígrados durante varios minutos.
Recomendaciones en las actividades de caza
La prueba diagnóstica es también una pauta para quienes se dedican a actividades cinegéticas, ya que detecta la presencia del parásito. En ocasiones, los cazadores elaboran chacinados y/o salazones con carne de puma, jabalí o animales silvestres, por eso, es fundamental determinar a través de la prueba si la carne es apta para el consumo.
Asimismo, se recomienda que –una vez finalizada la actividad de caza– puedan llevarse las carcasas. Es importante que dispongan de ellas y no las dejen en campo porque pueden convertirse en alimento para otros animales y, de esa manera, recircula la enfermedad.
En conclusión, estas pautas que brinda el Senasa permiten que los distintos grupos involucrados puedan tomar medidas de prevención con el fin de cuidar su salud y la de sus comunidades.
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