A dos meses del anuncio de la apertura de las importaciones de los alimentos que hizo el Gobierno, en las góndolas de los supermercados locales la oferta de marcas internacionales todavía sigue siendo muy limitada y está restringida a las categorías en las que tradicionalmente pisó fuerte la competencia de productos extranjeros.
El 12 de marzo, unas horas antes de que se conociera el índice de inflación de febrero -que finalmente dió 13,2%-, el vocero presidencial Manuel Adorni y el propio ministro de Economía, Luis Caputo, informaron una serie de medidas para flexibilizar las compras de productos de la canasta básica desde el exterior. Los anuncios dispararon la idea de que de un día para el otro los supermercados argentinos iban a parecerse a los de Miami o Santiago de Chile, con góndolas desbordadas de alimentos y bebidas de todo el mundo. Lo que se ve, al menos hasta ahora, es un escenario que no difiere demasiado del de los últimos años.
Y el dato más relevante es la reaparición de marcas y productos que los consumidores locales ya conocían -como el atún ecuatoriano, las cápsulas de café y las pastas italianas más económicas o las papas fritas de tubo made in Paraguay-, pero que registraban faltantes en los últimos meses debido a los problemas que tenían los supermercados y las empresas importadoras para acceder a los dólares.
“Acá todo el mundo habla del atún ecuatoriano, pero la realidad es que acá siempre se trabajó con atún importado. Por ahora, solo pudimos traer un poco más de repelentes y otros productos para combatir el dengue y no se ve una mayor oferta de importados porque no es algo que sea pueda hacer tan fácil ni tan rápido. Poner en marcha la rueda para importar demanda entre 6 y 12 meses, y a lo sumo se puede acelerar un poco en algunas categorías de alimentos”, explicó Matías Grondona, director regional de Retail del grupo GDN, que controla la cadena de supermercados Changomás.
La canasta de productos que originalmente armó el Gobierno para facilitar su ingreso reunía no sólo alimentos y bebidas -en una lista que iba desde el arroz y la yerba hasta las cervezas y el café-, sino también productos de higiene personal -toallitas femeninas, desodorantes y jabones de tocador- y artículos de limpieza (detergentes, lavavajillas y lavandinas), aunque en estas últimas categorías tampoco se ve hasta ahora una “invasión” de importados.
“Lo que está pasando con los importados es que se está recuperando parte del surtido que se había perdido en los últimos meses, aunque en realidad no forma parte del core del negocio; y, de hecho, en nuestra línea de productos de marca propia estamos trabajando mayoritariamente con productos nacionales y no hay planes para cambiarlo”, señaló Sebastián Miranda, CEO de la cadena Farmacity.
“Por ahora, los supermercados estamos recomponiendo los stocks de productos importados que habían desaparecido en los últimos meses por los problemas para pagar las compras. Pero para tener un arribo importante de productos todavía hay que esperar. Recién en unos meses vamos a tener la oferta para competir en segmentos masivos como las pastas italianas a 3000 pesos o las galletitas”, señalaron en otra cadena de supermercados.
Entre los grandes supermercados, el grupo que se muestra más activo en materia de importación es Cencosud, que controla a las cadenas de Jumbo, Disco y VEA. Tradicionalmente, Cencosud fue el jugador más enfocado en este segmento, en especial con los hipermercados de Jumbo, y ahora confirmó su decisión de expandir la oferta, apuntando a artículos más gourmet. “Ya se está trabajando no solo para hacer crecer las categorías ya existentes de estos productos, sino también buscando el desarrollo de nuevas categorías que satisfagan las nuevas tendencias y necesidades del mercado con productos importados”, explican en Cencosud.
“Detectamos mayores oportunidades en el sector de alimentos, especialmente en productos diferenciales como galletitas especiales, salsas, aderezos y familias como café y aceites de oliva, las cuales apostamos a poder incrementar la oferta con producto de muy buena calidad y posicionamiento en el corto plazo”, agregaron en el grupo.
Mucho ruido
La sensación de que por el momento hubo más anuncios que una invasión concreta es confirmada por los relevamientos que realizan algunas consultoras. Según el pulso de los consumidores que hace ShopApp, solo dos de cada diez argentinos menciona haberse cruzado con algún producto importado en las góndolas. “Quienes vieron productos importados son mayormente del nivel socioeconómico más alto y mencionan artículos de almacén como la categoría en la que ven una mayor presencia, especialmente entre los hombres, mientras que los más jóvenes citan al rubro de cuidado personal”, explica Juana Merlo, directora de ShopApp.Desde la consultora Scentia también explican que los alimentos importados no tuvieron, al menos hasta ahora, un impacto en los precios locales. “En las últimas semanas hubo una fuerte desaceleración de los precios que se explica básicamente por la crisis y la baja en las ventas. La presencia de los importados todavía es muy incipiente y a futuro creo que puede funcionar más que nada como una referencia para que los productos que compiten en la misma categoría no se escapen. Salvando las diferencias, podrían funcionar como los Precios Justos, que buscaban ser una referencia de precio para la industria nacional”, explicó Osvaldo Del Rio, director de Scentia.
Lista de espera
Cuando el Gobierno anunció su decisión de abrir el mercado a alimentos importados, una de las categorías que estaba en la mira oficial era el pan de molde, conocido popularmente como pan lactal. Desde la Secretaría de Comercio se aseguró que el ingreso de marcas importadas era inminente, incluso se mencionó a la brasileña Bauducco como un nuevo competidor para el grupo Bimbo, que controla cerca del 60% del negocio local con sus marcas Bimbo, Fargo, Oroweat y Lactal. La llegada de la marca brasileña, sin embargo, se está haciendo esperar. “Todavía no pudimos resolver la logística para lograr que la mercadería nos llegue con el margen suficiente de días para vender el producto en la góndola antes de que se venza”, se sinceraron en una cadena ante la consulta de LA NACION.La denuncia que hicieron los productores yerbateros acerca de una “invasión” de materia prima desde Paraguay y Brasil tampoco se percibe aún en las góndolas de los supermercados. En el sector advierten que hoy la yerba canchada importada -que se estaciona para luego ser procesada- se está pagando a 1,2 o 1,3 dólares que, al tipo de cambio oficial (se suma impuesto PAIS de 17,5%) da unos 1250 pesos el kilo, aproximadamente. En cambio, la yerba canchada que se compra en los secaderos locales se paga a 1800 pesos. Pese a estas alertas, la oferta disponible en los supermercados porteños se limita a productos de Corrientes y Misiones, con alguna solitaria excepción como la marca de origen uruguayo Canarias, que no compite por precio: el paquete de medio kilo cotiza arriba de los 4000 pesos en los supermercados porteños, el doble que los yerbas nacionales.
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