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Se terminan los sobreprecios para comprar un 0km

La primera semana del año tuvo muy pocas ventas. Las marcas no publicaron precios oficiales esperando que el gobierno confirme la eliminación del impuesto interno a los autos de lujo, pero la inflación podría licuar la baja impositiva. Los utilitarios ya llegaron a $60 millones. Los concesionarios necesitarán ingenio para vender. El arancel actual es del 20% sobre los autos que cuestan entre 14,7 y 27 millones de pesos. Si se baja a 0%, los precios podrían bajar.

“El escenario es de total incertidumbre. Cuando se decida qué sucederá con el impuesto interno, podría haber autos que incluso bajen un poco su precio. Ahí nos vamos a dar cuenta la enorme carga impositiva que tienen los autos en este país”.

La frase podría ser un textual de cualquiera de los ejecutivos de alto rango de las fábricas automotrices con plantas en Argentina. Entre lunes y martes próximos deberían confirmarse algunas decisiones que permitan darle claridad a un mercado que hoy está prácticamente parado.

Sin precio y sin operaciones

La primera semana del año cerró sin listas de precios oficiales, sin facturación de vehículos de las fábricas a los concesionarios y con muy pocas operaciones de unidades 0km. Salvo los autos que ya estaban facturados desde diciembre y algunas pick-up, que al no estar alcanzadas por el impuesto interno, tuvieron un ajuste de precios e incluso dos ajustes desde el 1 al 5 de enero, aunque parezca increíble. Los precios se manejaron internamente entre las fábricas y la red de concesionarias, y los aumentos fueron muy altos, cercanos al 45%. Las pick-up medianas más accesibles no bajan de 30 millones de pesos y las más equipadas ya pasaron la barrera de los 60 millones.

“La inflación hace estragos en los costos y los modelos que no deben “topearse” se dispararon. En enero no le vamos a vender un auto a nadie”, aseguró el gerente de ventas de una concesionaria oficial a Infobae.

La demora del gobierno en decidir la baja del 20% a 0% del arancel que se paga en la escala 1 de ese distorsivo impuesto que alcanza a casi todos los autos del mercado aunque “no sean de lujo”, fue el motivo para esta paralización. Incluso hubo marcas que publicaron una lista de precios a mitad de semana y la tuvieron que retirar este viernes. “Nos dicen que la resolución está en circuito de firmas, por lo que debería estar en los primeros días de la semana próxima”, confesaron de una terminal a última hora de este viernes.

Pero como terminaba la semana sin novedades, algunas marcas tomaron la decisión de mandar listas de precios tentativas para poder operar la semana próxima aunque sea mínimamente. Hasta que no se conozca la resolución del Estado no habrá precios oficiales y no se facturarán autos para ventas convencionales en la mayoría de los casos. Se sacarán algunas listas de precios para tener referencias de autos adjudicados en plan de ahorro, ya que siempre se suscribe la versión básica de cada modelo para poder después pedir el cambio a una versión más equipada, y la única forma de hacerlo es con precios para cada versión. También se publicarán los modelos utilitarios porque al estar afectados al trabajo, no pagan el impuesto interno.

Menos impuesto, pero más inflación

Una vez que la quita de la escala 1 sea comunicada, lo que sucederá con los precios de los autos está por verse, aunque los especialistas aseguran que una inflación del 30% y una baja del 20% por no pagar más el impuesto, sólo hará que los autos aumenten menos o que queden al menos un mes con el mismo valor. Otros, en cambio, se animan a decir que algunos modelos podrían bajar hasta un 10%, son los que estaban cerca del límite de la escala 2 que está fijada en los 27 millones de pesos hasta el 29 de febrero.

En cambio, los que estaban con el precio frenado subirán hasta alcanzar el valor real del mercado, que por otro lado era el que pagaban los compradores, porque los autos con ese precio topeado no existen hace rato ya que se les aplicaban fuertes sobreprecios con la excusa de la falta de disponibilidad para entrega inmediata. Esto no era algo que generaban los fabricantes sino los concesionarios, aunque todos sabían lo que ocurría y dejaban que continuara de ese modo.

“En general, el impacto del impuesto en el precio es un poco más del 20%, más cercano al 25% en realidad. Con una inflación del 30% para enero, lo que pasará casi con seguridad, es que los modelos que estaban ‘topeados’ suban lo necesario para quedar escalonados. Un auto que hoy cuesta 14,5 millones para no pagar el impuesto se va a ir a unos 19 millones de pesos. Y los modelos que habían pasado la barrera de los 14,7 millones, se podrían ir hasta unos 21 o 22 millones. Va a ser difícil vender un auto compacto en ese precio”, evaluó un empresario con varias concesionarias oficiales, antes de decir que “creo que las fábricas tendrán que implementar algunas herramientas para hacer más atractiva la compra de un auto a los consumidores. Nosotros tenemos un margen de ganancia de un 12% a un 15%, pero pagamos impuestos que achican ese margen, así que no podemos hacer descuentos mayores a un 5% o perdemos plata”.

Fin a los sobreprecios

Pero del otro lado del mostrador no piensan del mismo modo. Los fabricantes parecen dispuestos a aumentar lo que haya que aumentar, como de hecho se ha empezado a ver en los precios tentativos de los utilitarios. “Cuando los autos estaban topeados y los concesionarios ganaban varios millones de pesos aplicando sobreprecios, esa ganancia no la compartían con nosotros, era puro beneficio para ellos. Los autos se vendían a mayor precio que el publicado en las listas de precios pero las fábricas no recibíamos un solo peso por esa práctica. Ahora, al levantarse el impuesto a los autos de lujo, el precio que ponemos nosotros es el precio real. Se van a terminar los sobreprecios”, confesó un alto ejecutivo de una terminal automotriz. Conflicto en puerta si las ventas son bajas como se estima para enero y febrero.

Bonos e impuesto PAIS

Pero ese no es el único frente abierto. En realidad hay tres temas que tienen “stand-by” a la industria del automóvil argentina. Los otros dos son la gigantesca deuda acumulada con proveedores del exterior y el incremento del impuesto PAIS que tras la asunción del gobierno pasó de 7,5% a 17,5% para todos los bienes importados.

Para resolver el primer problema, el gobierno creó un bono llamado BOPREAL, diseñado para que permita utilizar los pesos que se deberían haber usado para comprar dólares y cancelar deudas en el exterior. Pero fue llamativo que luego de dos licitaciones, no tuvieron la aceptación esperada, que de hecho fue mucho menor de lo mínimo imaginado, lo que genera preocupación en las terminales porque significa que la cadena de suministros sigue en peligro por las deudas en el exterior de sus proveedores.

“Estamos de vacaciones y eso nos salva, pero evidentemente el bono no parece haber sido una herramienta atractiva. La semana próxima tenemos que ver cómo están los proveedores para comenzar a trabajar la siguiente. Esperemos que algo cambie. En principio estamos preocupados por esta situación”, confesaron desde una fábrica.

El tercer punto, en cambio, es positivo. La decisión de volver a dejar fuera de pagar el impuesto PAIS a las importaciones de insumos que se utilicen para fabricar vehículos destinados a la exportación, ha sido una buena noticia que los fabricantes tomaron como una buena señal del gobierno a la producción.

“Esto nos mantiene competitivos porque pagar un impuesto interno de Argentina para un producto que vendemos en el exterior no era justo para los compradores. Corríamos serio riesgo de perder mercados en manos de otras plantas de países que no castigan la producción. En todo caso era preferible que suban otro impuesto sobre las ventas locales, pero no sobre las exportaciones”, remarcaron desde una de las más importantes fábricas.

Sin embargo, esta medida no influiría en los consumidores argentinos directamente, aunque si las fábricas se ven beneficiadas con una reducción de costos del 17,5% en más del 60% en los insumos que utilizan para fabricar localmente, podrían tomar la decisión de “aguantar” el precio de algunos modelos para mantenerlos competitivos. Es una decisión individual, pero no sería extraño que todos terminen alineándose detrás de una política similar, poniendo un auto en un precio cercano a los 15 millones de pesos y dejando que el resto suba al ritmo de la inflación.

Dentro de lo complicado que será comprar un auto 0km, los usuarios tendrán dos beneficios: ya no hay lugar para los sobreprecios y quizás pronto aparezcan bonificaciones para tentarlos. También deberían bajar los autos usados, o al menos no aumentar tanto como los nuevos.

Hasta ahora, un usado 2022 podía costar lo mismo que el precio de lista de un 0km, ya que sin tener muchos kilómetros ni pertenecer a una generación anterior de la mayoría de los modelos, se podía comprar con entrega inmediata, mientras el auto nuevo podía demorar casi un año.

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