Desde la cero de este viernes, y en vísperas de un fin de semana largo, la petrolera YPF aumenta el 12,5% el precio de sus combustibles líquidos, una decisión demorada con respecto al camino seguido por el resto de las compañías del sector que ya el martes actualizaron los valores para absorber el impacto de la devaluación del tipo de cambio oficial.
Por disposición del Gobierno, la compañía estatal que de hecho es la principal protagonista del mercado de refinados, había dilatado el incremento en las naftas y el gasoil que sí aplicaron las privadas Raizen (Shell), Puma y Axion Energy.
La actualización, que se produce de manera automática en las estaciones de servicio de la marca, estuvo en debate en el seno mismo de la gestión del ministro de Economía, Sergio Massa. La necesidad de aumentar para no generar pasivos, se contrapone con el ala política que coloca al aumento de los combustibles en el eje de la problemática económica de cara a las presidenciales de octubre.
El ajuste de precios aparece como urgente en función de varios motivos. El primero, evitar pérdidas ante el mayor valor del dólar. Pero también hay una necesidad de recomposición de parte de los expendedores que ven cómo el aumento de costos los va dejando con menor rentabilidad.
Una muestra de la improvisación que existe en las autoridades ligadas al sector fue que primero aumentaron los precios las compañías privadas y recién ahora es el turno de YPF. Lo habitual es que inicialmente al incremento lo aplique la compañía estatal y resto venga “por detrás”.
Otro tema es cómo evolucionará el precio del petroleo crudo de producción nacional. El barril se recuperó ayer en Nueva York dejando atrás tres ruedas consecutivas de bajas, ante la debilidad del dólar y después de que China dispusiera medidas para reactivar su economía.
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