El Cabo Madregal continúa cumpliendo sueños: servir a la Patria trabajando en la Antártida como encargado de la División Sanidad de la Base Antártica Conjunta Carlini, y ser Enfermero Auxiliar en Medicina de Buceo en la única base donde se practica esta disciplina a nivel científico. “Aún recuerdo mi ingreso en el 2016, y no termino de creer todo lo que viví gracias a la Armada Argentina”, enfatiza desde la Antártida. “Servir a la Patria desde mi lugar me llena de emoción y orgullo”, agrega.
Es la primera vez que se encuentra en la Antártida, donde ya se cumplieron 120 años de permanencia argentina ininterrumpida realizando apoyo a la actividad científica. “Me encuentro en Carlini, ubicada en el margen oriental de caleta Potter, en la Isla 25 mayo, y es la primera vez que vengo. Es una de las siete bases permanentes de nuestro país y la principal en investigación científica; es un orgullo para mí ver flamear nuestra bandera en estas latitudes”, detalla.
Cuenta que su viaje comenzó el 27 de diciembre del 2023, un día después de su cumpleaños: salieron desde la Brigada Aérea El Palomar en un avión Hércules y llegaron a Río Gallegos donde hicieron noche, para cruzar hacia la Antártida al día siguiente. Arribaron a la Base Aérea Antártica «Presidente Frei» de Chile e hicieron el último trayecto hasta Carlini en el aviso ARA “Bahía Agradable”.
“En esta base realizamos el apoyo a la Dirección Nacional del Antártico (DNA) y el Instituto Antártico Argentino (IAA). Es la única base argentina donde se realiza buceo, así que los buzos de la Armada trabajan para obtener muestras del mar para diferentes proyectos científicos. Yo soy enfermero hiperbárico, auxiliar en medicina del buceo, y participo de todas las actividades de buceo y navegación”, habla sobre su importante función en Carlini. “Además, somos la única base argentina con cámara hiperbárica en el continente blanco para uso exclusivo de la actividad de buceo”, destaca.
Asimismo, Ismael Madregal acompaña a cada una de las dependencias en la base como parque automotor, instalaciones, informática, biólogos y demás, porque debe conocer el trabajo que realiza a diario cada miembro de la dotación para identificar riegos y situaciones que podrían poner en peligro su integridad: “La clave en la invernada es la prevención; hago hincapié en el uso de elementos de protección personal y todos saben que estoy siempre al servicio de quienes vivimos en la base”.
Lleva su charla amena a cada rincón de la base, mate y café, y en determinadas fechas cita al personal a la Enfermería para realizar controles físicos. “También les pregunto sobre sus días, su familia, y me predispongo a escuchar. Considero que en un lugar como este, saber escuchar es otra forma contribuir al bienestar del otro”.
Así como lleva el cuidado del otro en la sangre, el folclore también corre por sus venas y lo trasmite a todo el personal militar y científico de la base: Es profesor de Danzas Folclóricas Argentinas, así que lo enseña porque, el Cabo Madregal entiende muy bien el concepto de bienestar integral de la salud.
“Desde chico soñaba con pertenecer a una Fuerza o estudiar una carrera en el ámbito de la salud, y en la Armada tuve la oportunidad de concretar ambos sueños. El deber que siento con mi país, acompañar y asistir al personal desde mi lugar, con gran responsabilidad, es lo que me motiva a elegir mi profesión todos los días. Ser enfermero en la Armada requiere empatía, disciplina, liderazgo, y tener siempre voluntad de ayudar al otro”.
El recuerdo del campo, de Jujuy, y sus primeros años en la Armada
Nació en Calilegua, Libertador General San Martin, Jujuy, y se crió en la ciudad de San Salvador en el barrio Alto Comedero. Hizo la primaria en el “Colegio Del Divino Redentor” y luego cursó en el Colegio Secundario N° 1 “Crucero ARA General Belgrano”; ambos cercanos a su casa.
Es el mayor de siete hermanos, que viven y estudian en Jujuy, a excepción de uno que se encuentra en Brasil por trabajo. Sus padres aún residen en Alto Comedero; su papá trabaja en la construcción, y su mamá que siempre trabajó en la casa y los acompañó en todo.
“Pertenezco a una familia tradicionalista, nos gusta el folclore y participamos en fogones criollos, desfiles gauchos y actividades campestres. Con mis hermanos somos integrantes del Centro Tradicionalista ‘El Bagualero de Yala’, una institución sin fines de lucro que realiza festivales, fogones, mateadas, y demostración de destrezas de campo”, comparte.
Le gustan mucho los caballos y tiene una yegua llamada Luna hace muchos años, que ahora se encuentra al cuidado de su familia. “Los mejores recuerdos de Jujuy son los del campo”, dice sin dudar.
Con su familia pasaban los fines de semana en un campo en la Localidad de León donde hacían cabalgatas, caminatas, siembras y juntaban nueces. “No faltaba la comida especial en familia”, y por eso vuelve a Jujuy en sus licencias, para pasar tiempo con sus hermanos y amigos de la infancia, que ya son de la familia.
Hoy, estando lejos, tiene con él una foto de sus padres y hermanos, e incluso de Luna: “Ellos conocen la Antártida a través de mí, les mando fotos y videos, y estamos en permanente comunicación, siempre que el clima y la conexión lo permitan”.
Recuerda aún con mucho cariño cuando sus padres lo acompañaron a tomar el colectivo que salió desde San Salvador de Jujuy a la Base Naval Puerto Belgrano para ingresar a la Armada, hace 8 años: “Salía de la provincia solo y por primera vez en mi vida, fueron 28 horas de viaje y en el colectivo me encontré con otras personas que tenían las mismas ganas de pertenecer a la Armada; con algunos incluso hoy somos compañeros y grandes amigos”.
Al egresar con la especialidad Enfermería de la Escuela de Suboficiales de la Armada, su primer Destino fue el Hospital Naval Dr. Pedro Mallo en Buenos Aires. “Allí reforcé y adquirí nuevos conocimientos en los servicios de Cardiología, Unidad Coronaria, Terapia Intensiva, y Cirugía General”.
En el 2021 realizó el Curso de Auxiliar en Medicina de Buceo en la Base Naval Mar del Plata, y volvió al Pedro Mallo al servicio de Recuperación Cardiovascular. Sus ganas de continuar capacitándose, lo impulsó a iniciar la Tecnicatura en Perfusión en Cirugía Cardiovascular.
“Del hospital me llevé la mochila cargada de conocimientos, para mi futuro aporte a la sanidad militar en otras unidades. También amistades con grandes profesionales que trabajan en la Institución, a quienes voy a tener siempre presente”, subraya.
A principios del año pasado fue destinado al Comando Conjunto Antártico (COCOANTAR) para realizar el Curso Conjunto Antártico C-10 junto a personal de distintas especialidades, Fuerzas y jerarquías. “Los que realizamos el curso somos los que este año integramos las dotaciones de las bases permanentes”, explica.
Argentina administra 13 bases en la Antártida, siendo permanentes Marambio, Esperanza, Orcadas, San Martín, Belgrano II, Carlini y Petrel operando todo el año. Las bases Melchior, Decepción, Cámara, Primavera, Matienzo y Brown, son temporarias y sólo se encuentran operativas en verano. Durante 2023, realizó una capacitación en el Centro Médico del COCOANTAR junto a enfermeros de las tres Fuerzas Armadas, donde realizaron las aptitudes médicas.
El COCOANTAR tiene la misión de asegurar el despliegue, sostén logístico y desarrollo de la actividad científica, a fin de contribuir al cumplimiento del Plan Anual Antártico, Científico, Técnico y de Servicios.
Ismael no deja de soñar: luego de la invernada le gustaría navegar, ser parte de la dotación de un buque como la fragata ARA “Libertad”, participar de alguna Campaña Sanitaria llevando la atención médica a las zonas más vulnerables del país, y seguir capacitándose.
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