La expareja de Rolando Castillo, el único sujeto que fue detenido por el asesinato del joven Agustín Goldhardt de 20 años, dialogó con Aire Libre donde relató que “es una persona que yo conocí en Tolhuin y durante dos meses me di cuenta de algunas actitudes psicópatas que él tenía por cosas que me decía. Yo tengo un nene de cuatro años y empecé a tratar de alejarme de él y le pedí que no vaya más a mi casa y no me mande más mensajes. Le pedí que me deje de hostigar y el Sr. Rolando nunca entendió esa parte y siempre aparecía a la madrugada muy agresivo, ebrio, y me rompía la puerta y la cerradura, los vidrios, para poder entrar. Muchas veces gritaba afuera de mi casa amenazándome y me mostraba que tenía un cuchillo que siempre lo tenía en la policía”.

En este sentido, comentó que realizó “varias denuncias penales en contra de él por amenazas de muerte más que nada para resguardar a mi nene. Yo tengo una criatura de cuatro años y tenía mucho miedo. Durante ocho meses estuve corriéndolo y viviendo con ese miedo por si entraba. El mes pasado vino ebrio a la madrugada yo estaba con mi nene, pateó mi puerta, me dio dos patadas en el pecho y cuando me dejó tirada en el piso me pateó la cabeza. Anteriormente, me había hecho unas cosas similares delante de mi hijo. Yo tuve que luchar psicológicamente porque tenía miedo de que me agarre a apuñaladas por el pasillo de mi casa o por donde él me viera”.

Según comentó su expareja, “él siempre me amenazaba y me decía que, si no estaba con él, no iba a estar con nadie. Yo lo conocí durante dos meses y el resto de los meses fue una lucha para sacarlo de mi vida a través de denuncias y por supuesto contándole a mi familia. Yo lo denuncié muchas veces en la comisaría, y, de hecho, ayer salí de la comisaría de Tolhuin y fue a hacerle la denuncia porque el miércoles pasado vino a mi casa a la madrugada para amenazarme y mi nene estaba durmiendo. Empezó a golpear los vidrios, llamé a la policía, y no quería ir a denunciar, porque ya lo había hecho, y nunca se hizo nada. Yo me quedaba tranquila porque al haber hecho una denuncia penal, buscaba que me protejan. Un día después fue ebrio y amenazó a un taxista con un cuchillo en el cuello. Fui de nuevo a hacer otra denuncia penal y les pedí que tomen una medida porque tenía miedo que esta persona salga y me haga algo y fue lo que sucedió. Una vez se me escondió adentro del baño mientras tenía la policía adentro y el me amenazaba, y así un montón de cosas”.

Consultada sobre si conocía al joven asesinado, comentó que “es amigo de mi hermana y era muy querible. Estaba hace dos años en la isla y vino a buscar laburo para progresar. Le mandaba plata a su familia de Misiones. Él vivía solo, era muy laburadora. Trabajaba en el monte y en aserradores. No vivía con Castillo. Por lo que sé, fue una discusión y estaban en una juntada entre amigos y este Sr (Castillo) se enloqueció y lo apuñaló según me contaron. Cuando quisieron hacer algo, ya era tarde. Me dio mucha pena porque si me hubieran dado un poco de atención a mis denuncias y lo que yo contaba de Castillo, quizás hubiésemos evitado la muerte de esta criatura de 20 años. Hoy la puedo contar, sino la historia hubiese sido diferente porque si no le pasaba algo a mi hijo, me pasaba a mí. Era una persona que estaba buscando matar a alguien. Siempre caía entre las dos o cuatro de la madrugada cuando mis vecinos dormían. Es difícil vivir atormentada con esta persona. Mi casa era un infierno”.

Finalmente, indicó que “nunca hablé con el Juez Pellegrino. Si cayó una prohibición de acercamiento donde el juez dictó que Castillo no se podía acercar más a mi vivienda y así y todo tuve que hacerle dos o tres denuncias más por sus comportamientos que no es normal. Lo único que quiero, y me sentiría un poco mejor, es que se haga justicia por este chico que se fue y tenía toda una vida por delante. Ojalá se haga justicia y se haga algo”.