En un contexto de creciente preocupación por la sostenibilidad de los recursos marinos, el biólogo e investigador principal del CADIC-CONICET, Gustavo Lovrich, se refirió a la situación crítica de la centolla y el centollón en el Canal Beagle. La problemática gira en torno a la disminución de la población de estas especies y el elevado costo que las convierte en un producto inaccesible para el consumo local. Lovrich abordó las propuestas de implementar vedas y posibles alternativas desde una perspectiva técnica y biológica.

Lovrich recordó que entre 1994 y 2013, se implementó una veda de casi 20 años en el lado argentino del Canal Beagle. Sin embargo, afirmó que esta medida no logró el objetivo de recuperar las poblaciones de centolla. "Los sistemas biológicos no funcionan como si fueran pasto. Uno deja de cortarlos y crecen. Hay procesos que muchas veces desconocemos, y no suceden como esperamos", explicó. Durante ese período, la pesca continuó en el lado chileno, y no se registraron adecuadamente los niveles de pesca furtiva en Argentina, lo que dificultó evaluar el impacto de la medida.

El investigador cuestionó la efectividad de una nueva veda absoluta de dos años, tal como se plantea en algunos sectores. "Si una veda de 20 años no funcionó, es poco probable que una de dos años tenga resultados significativos", opinó.

En lugar de medidas extensas y de difícil evaluación, Lovrich propuso alternativas más específicas, como reinstaurar vedas reproductivas de dos meses durante los períodos clave: diciembre y enero, cuando la centolla y el centollón están en plena etapa de reproducción. "Esto permitiría medir rápidamente su efectividad", afirmó. Como ejemplo, mencionó la experiencia en el Golfo San Jorge, donde ajustes en los períodos de veda lograron mejorar los parámetros reproductivos de las poblaciones.

Sin embargo, Lovrich advirtió que los resultados de estas medidas no serían inmediatos. "Los huevos tardan seis o siete años en llegar al tamaño pescable. Es una inversión de tiempo que requiere constancia y voluntad política". El biólogo destacó que cualquier decisión debe partir de la Secretaría de Pesca de la provincia y estar respaldada por un marco legal adecuado. Sin embargo, criticó que las vedas actuales no están alineadas con los períodos reproductivos de las especies y abogó por corregir este desajuste.

Además, Lovrich subrayó la falta de acción concreta por parte de las autoridades, describiendo una sensación de parálisis en la toma de decisiones. "Hablar de la centolla una vez cada seis meses no resuelve el problema. Hace falta voluntad política y constancia para enfrentar esta problemática", sostuvo.

Otro aspecto preocupante señalado por Lovrich es el encarecimiento de la centolla, que la convierte en un producto exclusivo para turistas extranjeros y personas con altos ingresos. "La centolla es un producto local, pero se ha vuelto prácticamente inaccesible para la población local. Es una situación que estamos discutiendo desde hace décadas, pero no logramos encontrarle una solución seria".

Para Lovrich, la situación exige decisiones urgentes que garanticen la sostenibilidad de la pesca de centolla a largo plazo. "No tomar una decisión también es una decisión, y no hacer nada está agravando el problema", concluyó.

El llamado es claro: implementar medidas científicamente fundamentadas y adaptadas a la realidad del recurso, con un compromiso político y social que priorice tanto la sostenibilidad como el acceso local a este valioso recurso marino.