
En declaraciones al programa Periodismo de Radio Provincia, la denunciante, que prefiere ser llamada Lucía para proteger su identidad, expresó su profundo pesar por tener que revivir el trauma del juicio. “Fue muy doloroso, me sentí maltratada por el juez Videla, quien me gritó durante todo el proceso, haciéndome sentir como si fuera la acusada”, afirmó, recordando la angustia que la embargó durante el juicio de 2019.
Lucía destacó que, pese a que Cardozo fue procesado por diversos delitos, la justicia redujo la acusación a delitos menores, resultando en una condena en suspenso. “Minimizaron la gravedad de los hechos y eso ha marcado mi vida. Son 12 años de sufrimiento, con secuelas físicas, psicológicas y mentales. Aún sufro estrés postraumático”, comentó, haciendo énfasis en la necesidad de un acompañamiento real para las víctimas.
Actualmente, la denunciante se encuentra bajo seguimiento psicológico y psiquiátrico debido a los ataques de pánico y la vulnerabilidad que le ocasionaron su experiencia en la Armada. “Es fundamental que las políticas de género ofrezcan un patrocinio jurídico efectivo y un apoyo psicológico que en mi caso no se ha aplicado adecuadamente”, agregó con evidente angustia.
El reabrir el caso representa no solo la posibilidad de alcanzar una verdadera justicia para Lucía, sino también de sentar un precedente para otras víctimas que, por falta de recursos y apoyo, han sido desatendidas por el sistema judicial. La nueva instancia judicial espera que, esta vez, se reconozcan y reparen las vulneraciones sufridas, asegurando que el testimonio de mujeres en situaciones similares no vuelva a ser relegado.
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