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Ushuaia

"Toda evidencia nos indica que hace 19 millones de años había un bosque en el norte de la isla"

En el contexto de los cambios que vivimos en la actualidad, un paleontólogo local invita a mirar más allá de los cambios recientes, hacia un pasado distante y fascinante, cuando Tierra del Fuego era un lugar muy diferente al que conocemos hoy.

Damián Fernández, paleontólogo del CADIC CONICET en Tierra del Fuego, se refirió a una serie de descubrimientos científicos que están arrojando luz sobre la antigua flora de la provincia. "Nosotros podemos imaginar que la zona norte de Tierra del Fuego, que hoy es estepa, no siempre fue así. En esa zona, hace millones de años, existían bosques frondosos, con árboles que hoy solo podemos encontrar en el sur de la provincia", comenzó Fernández, invitando a la audiencia a sumergirse en un tiempo muy diferente al actual.

El origen de este hallazgo se remonta a una serie de publicaciones en Instagram, en la cuenta llamada “Flora de Tierra del Fuego”, que muestran imágenes de hojas fósiles de plantas que pertenecen al grupo de los notophagus, los cuales son comunes en el sur de la isla. "Las hojitas que se muestran en las publicaciones pertenecen a especies de plantas muy similares a los árboles que hoy crecen en la región sur de Tierra del Fuego", explicó Fernández, añadiendo que el hallazgo de estas hojas ha sido clave para reconstituir el clima de la zona en tiempos pasados.

La importancia de estos hallazgos radica en que los fósiles de estas plantas datan de hace aproximadamente 19 millones de años. "Estos fósiles fueron encontrados en rocas al norte del río Cuyhen, una zona que, hoy en día, es muy distinta a lo que fue en ese entonces", señaló Fernández, quien además recordó que las primeras referencias de estos fósiles fueron registradas por Charles Darwin en su famoso viaje en el Beagle en 1848.

Lo que estos fósiles muestran es un ambiente muy diferente al actual. "Hace 19 millones de años, el norte de Tierra del Fuego era un lugar cubierto por un bosque cálido y húmedo, un clima que en aquella época era mucho más cálido y húmedo que el que tenemos ahora", explicó el paleontólogo. Según los estudios, además de los notophagus, los fósiles encontrados también indican que en la zona crecían palmeras, plantas emparentadas con la yerba y especies familiares del palo borracho, plantas típicas del norte del país.

"Si yo te digo que encontré fósiles de una palmera, todos sabemos que las palmeras crecen en ambientes tropicales o subtropicales. Esa es la clave de los fósiles: la fisiología de estas plantas nos indica que su crecimiento estaba relacionado con un clima cálido, muy diferente al clima actual de Tierra del Fuego", dijo Fernández, quien añadió que otros hallazgos también incluyen plantas relacionadas con el café, un tipo de flora tropical que refuerza la idea de un clima mucho más cálido en el pasado.

Más allá del impacto científico que estos descubrimientos tienen, el paleontólogo también reflexionó sobre el cambio climático actual, tanto el provocado por el hombre como el natural. "El cambio climático no es solo un fenómeno actual, es un proceso que se ha dado durante millones de años. El cambio que estamos viviendo ahora es acelerado por la actividad humana. Estamos incrementando la temperatura global, alterando la acidez de los mares y provocando el deshielo en algunas zonas de la Antártida", comentó Fernández, quien, al mismo tiempo, destacó que este cambio es parte de un proceso más amplio de transformación natural que siempre ha ocurrido en la Tierra.

Sobre el impacto humano, Damián Fernández fue claro: "Es difícil medir el impacto del hombre porque ya hemos intervenido en casi todos los rincones del planeta. Pero en lugares como Tierra del Fuego, podemos estudiar cómo era la naturaleza antes de nuestra intervención, lo que nos da una idea más clara de cómo los humanos estamos afectando el medio ambiente".

A pesar de que Tierra del Fuego se enfrenta a diversos desafíos debido al impacto humano, como la actividad maderera y la presión turística, Fernández dejó en claro la importancia de hacer estos estudios para comprender mejor cómo interactuar con la naturaleza de manera sostenible. "Si bien necesitamos estas actividades económicas para el desarrollo de la provincia, es fundamental que las llevemos a cabo con base en el conocimiento científico, para asegurarnos de que no estemos alterando los ecosistemas de forma irreversible", afirmó.

Además, el paleontólogo destacó el trabajo conjunto que se realiza entre el CADIC y la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF) en la investigación sobre el cambio climático y la preservación del ambiente. "Existen muchos grupos de investigación que están trabajando para estudiar el cambio climático provocado por el hombre, pero también debemos reconocer que existe un cambio climático natural, que está en la esencia misma del planeta", explicó.

Fernández hizo un llamado a la conciencia ambiental y destacó la importancia de preservar los fósiles como parte del patrimonio natural de Argentina. "Los fósiles son nuestro legado y están protegidos por la ley 25.743, lo que significa que no pueden ser comercializados ni transportados sin el debido permiso. Si alguien encuentra un fósil, debe comunicarse con cualquier museo de la provincia, que se encargará de coordinar con nosotros para continuar con la investigación científica", concluyó.

Finalmente, en una reflexión sobre el futuro de los bosques de Ushuaia y el impacto del cambio climático en la provincia, Fernández mencionó que los bosques del sur de la isla están viviendo su propio proceso de transformación. Aunque no se puede afirmar con certeza que estos bosques estén avanzando hacia una situación similar a la que vivió el norte de Tierra del Fuego, es indudable que las actividades humanas, como la tala y la industria maderera, están teniendo un impacto considerable. "Lo que sí sabemos es que la actividad humana está afectando el bosque, y por eso es esencial que se realicen estudios para que podamos seguir interactuando con el entorno de manera responsable y sostenible", concluyó.

Tierra del Fuego, con su riqueza fósil y su biodiversidad única, sigue siendo un laboratorio natural donde los científicos de todo el mundo pueden estudiar el impacto del cambio climático y la intervención humana. Es un lugar emblemático, lleno de historia, que nos invita a reflexionar sobre la relación que tenemos con la naturaleza y la responsabilidad de preservarla para las futuras generaciones.

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