Una víctima de trata que se encuentra dentro del Programa Nacional de Protección a Víctimas de Trata llamado “Protex”, indicó que no cuenta con el apoyo por parte del área de Políticas de Género y Desarrollo de la provincia dado a que ella junto sus tres hijos han sufrió desalojos en varias oportunidades y no cuentan con un techo digno para vivir.

En primer lugar, la víctima detalló que “al momento sigo bajo el programa de inserción, tanto en la sociedad como en lo laboral. Se me paga un sueldo mínimo vital y móvil hasta tanto termine la capacitación, y así ingresar al mercado laboral. El trato era, una vez yo establecida laboralmente, se me daba alojamiento, pero esto aún no ha pasado, es más, todavía ni empiezo los cursos de capacitación que empezarían esta semana. Esto no se está cumpliendo”.

La mujer también apuntó a la falta de atención a los tratados y normativas nacionales que protegen a las sobrevivientes de trata, asegurando que “he buscado información, hay tratados nacionales para nosotras las víctimas o sobrevivientes de trata, a los cuales el gobierno nacional y de la provincia hacen caso omiso. Es inhumano el trato que estoy recibiendo. No me quiero victimizar, pero la realidad es otra”.

A su vez, señaló que ante la falta de protección y alojamiento “tengo tres hijos menores que están a mi cuidado y en un periodo de un año nos sacaron cuatro veces de diferentes lugares. Y este ya es el último porque la policía constató el día de ayer, vino a notificarme que debería dejar el lugar, porque ni políticas de género ni desarrollo se hace cargo más de mi alojamiento”, manifestando que el flujo de comunicación con las autoridades competentes es ineficiente “las señoras están apuradas, no sé. No tengo trato, ellos no tienen trato directo conmigo. Yo me entero por policías, por notificaciones. A quien le compete en esta secretaría, no me da respuesta, no me da la cara y también me bloqueó desde el WhatsApp”.

A su vez, la mujer recordó su llegada a la provincia, que fue en el contexto de pandemia, y dijo “cuando llegué a la isla, yo contaba con mis propios fondos para poder alquilar e iba a poner mi microemprendimiento de panadería, costura o lo que saliera, pero, como todos saben, la pandemia no a todos nos agarró bien parados, así que después de dos años, pedí ayuda a políticas de género”.

Debido a la falta de respaldo y el incumplimiento de los compromisos, la victima remarcó que “en el caso que no les interese mi vida, lo que me está pasando, lo que quisiera resaltar es que se están vulnerando los derechos de los niños. No tienen nada que ver mis tres hijos con este sistema. Tampoco están siendo apoyados, esto no está bueno que lo pasen. Ante todo, soy madre y ver a mis hijos mal dormidos, nerviosos, no saben mañana cómo van a amanecer. Se fueron al colegio, mal dormidos, nerviosos, están preguntando qué pasa”, detalló muy angustiada.

Por último, ante la incertidumbre de un futuro incierto en torno la falta de opciones habitacionales que ponen en riesgo la salud y la vida ella como la de sus hijos, confesó que “no sé qué va a ser de mí porque literalmente, por la salud, por la vida de mis hijos, no tengo dónde ir” concluyó.