“Hasta el momento no hubo ningún cambio, seguimos a la espera pero como lo dijimos el primer día y lo seguimos repitiendo acá hay responsables que se tendrán que hacer cargo de lo que pueda llegar a pasar con mi salud o lo que suceda y tendrán que responder ante mi familia”, señaló el secretario de Organización de la UOM Seccional Río Grande, Ángel Gordillo, quien lleva diez días encadenado frente a la planta de Mirgor y siete días de huelga de hambre.

Después, al ser consultado sobre el control médico que le realizaron la semana pasada, confirmó que fue solicitado porque “los compañeros que estaban acá me vieron mal y entonces llamaron para que me tomaran la presión y ese tipo de cuestiones”. Dijo que se encontraba bien y señaló que los controles no son periódicos, señalando incluso que ese día “la doctora que venía en la ambulancia planteó que era la empresa quien tenía que llamar a una ambulancia privada, pero los propios compañeros le dijeron que si yo estoy despedido y el reclamo es contra la empresa no podemos esperar que llamen a una ambulancia”.

El dirigente metalúrgico mencionó que después del tiempo transcurrido con esa dura medida “no se han preocupado los políticos, ni la salud pública, ni tuve ningún llamado de ese tipo”. Aunque remarcó que tiene el acompañamiento de “la organización (por la UOM Río Grande), otros sindicatos, sectores sociales, los compañeros, las compañeras, la familia, los amigos y eso nos fortalece cada día más”, destacó.

Vale mencionar que, en forma permanente, hay trabajadores y trabajadoras acompañando a Gordillo en la medida. El huelguista reconoció que “los días se tornan largos, pero acá estamos firmes y la decisión se continuar hasta tener una respuesta porque es una injusticia lo que se está haciendo con mi persona y con mi familia”.

Finalmente volvió a señalar “la responsabilidad de la jueza laboral, Edith Cristiano, de la Justicia de la provincia y de la empresa”. Señalando que “lamentablemente, no podemos creer en la justicia, porque la justicia está del lado de los grandes poderosos y no de los trabajadores”. Mientras denunció que “siguen las presiones de todo tipo dentro de la empresa, ahora buscando que los compañeros de mayor antigüedad se desvinculen. Para la empresa sus trabajadores siguen siendo descartables y por denunciar eso, estamos en esta situación”, concluyó Gordillo.