Sin embargo, los médicos ya existían previo a la receta de papel. Es así que, siglos atrás, los facultativos transmitían sus recomendaciones de manera oral o a través de anotaciones menos formales. Esto llevaba a desafíos significativos en términos de precisión y seguimiento del tratamiento, especialmente en comunidades donde la transmisión oral de información era la norma.
Lo cierto es que con el advenimiento de la alfabetización y la estandarización de la receta de papel, no solo se eliminaron los errores e imprecisiones propias de la transmisión oral sino que se dieron por sentados varios aspectos legales vinculados a la medicina y los medicamentos.
Por un lado, el ejercicio de la medicina por parte del médico supone de una autorización legal para prescribir medicamentos. Por otro lado, el ejercicio de la profesión de farmacéutico lleva implícita la obligación de dispensar el tratamiento indicado correctamente. Y, en tercer lugar, perono por ello menos importante, el derecho de los pacientes de acceder a su tratamiento de manera informada.
Legalmente, la receta es el documento que certifica la necesidad de un determinado tratamiento farmacológico para el paciente, jugando un papel fundamental en el control de medicamentos y drogas, especialmente aquellas que pueden ser objeto de abuso o que pueden presentar graves contraindicaciones y necesitan un mayor control por parte de las autoridades.
En los países desarrollados, la modalidad electrónica comenzó a ganar terreno a finales de la primera década de los 2000, impulsada por el avance tecnológico y la necesidad de mejorar la eficiencia y seguridad en la prescripción de medicamentos por parte de los mas importantes centros de salud en los Estados Unidos y Europa.
Pero en Argentina esto no sucedió hasta fines de la década de 2010, donde algunos sistemas informáticos de grandes instituciones comenzaban a emitir prescripciones y certificados por medios electrónicos, pero siempre contando con la firma ológrafa del médico. La pandemia del COVID-19, entre 2020 y 2021, fue el catalizador crucial para la adopción masiva de las comunicaciones por medios electrónicos, situación que de la que no escaparon las recetas.
Ventajas de la receta electrónica
Los beneficios de esta modalidad sobre la de papel incluyen, entre otros, una mayor accesibilidad, reducción de errores por mala interpretación de la letra del médico, un sistema de seguimiento más eficiente para la gestión de prescripciones y una mejor coordinación entre los profesionales de la salud, las farmacias y los pacientes.
Sumado a eso, el ahorro de tiempo del paciente al no tener que ir a buscar la receta, el factor ambiental de evitar la tala de árboles y otros aspectos que también aplican a otras herramientas digitales que han ido supliendo a sus pares de papel.
El avance hacia un sistema de salud más digitalizado, la demanda de procesos más eficientes y seguros, y la creciente conciencia ambiental, hacen prever que la receta de papel se extinguirá en breve o quedará reservada para situaciones muy específicas.
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