Pepo es un perro que hace más de 18 años vivía y formaba parte de la Comisaría Tercera de la ciudad de Río Grande, el canino acompañaba al personal policial todos los días sin importar las inclemencias del tiempo a realizar sus recorridos, pero en horas de la noche, Pepo decidió emprender su viaje al Arcoíris dado a que hace una semana atrás, empezó con problemas respiratorios y el veterinario le detectó problemas cardiacos.
Todo el personal de la Comisaria Tercera se encuentra de luto ante el deceso de su gran compañero Pepo el cual siempre estaba al pie del cañón y sus compañeros ya lo consideraban un policía más.
Fue en el 2011 que le dieron en el pase a una efectivo policial la cual era la dueña del Pepo, pero rápidamente Pepo fue adoptado por todo el personal por lo que, todos los efectivos policiales se consideraban su amo.
Desde ese entonces, Pepo acompañaba a las patrullas, corría al lado de los móviles que se trasladaban a gran velocidad y sobre todo participaba en las intervenciones. También el perro cuidaba de los uniformados y todo aquel que se quisiera propasar con alguno, iba a ser defendido por el leal Pepo.
En más de una ocasión se planteó enviarlo a la brigada de canes, pero los muchachos dijeron que “Pepo está para más”, dado a que consideraban que a Pepo solo le faltaba hablar ya que, era integrante, un policía hecho y derecho que sale de recorrida con los efectivos y se encargaba de cuidar a los policías de guardia o a vigilar a los detenidos
Así pasaron los años y luego de 13 años Pepo seguía acompañándolos por las mañanas, tardes y noches para que le den su comida y, asimismo, él era el que abría la puerta con su hocico para hacer ir a hacer sus necesidades afuera.
A medida que Pepo se hizo más viejito, se iba para su casa y cuando estaba enfermo en la primera que podía, se escapaba y terminaba nuevamente con sus compañeros en la comisaría.
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