Hace un mes, la vida de los fueguinos cambió como nunca en su historia lo había hecho. Pasadas las 19 horas, se hacía oficial la nueva política del Gobierno provincial para contener el brote de coronavirus: aislamiento absoluto en todo el territorio de Tierra del Fuego.
Nuestra provincia se transformaba así en el primer distrito en disponer una cuarentena total para la población, con apenas un par de excepciones. Los restaurantes, los bares, los boliches, los comercios en general y hasta las fábricas se verían paralizados de un momento para el otro.
Así comenzaría una primera etapa de cuarentena que se acentuaría días después, con la entrada en vigencia del Decreto de Necesidad y Urgencia del presidente Alberto Fernández, que imitaba lo ocurrido en Tierra del Fuego pero que lo hacía extensivo para todo el país.
Desde ese momento hasta hoy, cuando se cumple un mes, no solo la vida cotidiana cambió, sino que los paisajes fueguinos son casi irreconocibles: calles prácticamente desiertas, controles policiales por doquier y un clima social que oscila entre el respeto comprensivo y el impaciente enojo.
«A partir de esa fecha (por el 16 de marzo), el mundo ha cambiado tal como lo conocíamos. Gustavo Melella tuvo una decisión anticipada conociendo la situación sanitaria de la provincia y hoy lo que podemos decir es que la curva está controlada, pura y exclusivamente por las medidas que el gobierno provincial implementó», sostuvo el ministro Jefe de Gabinete, Agustín Tita, al ser consultado por Radio Fueguina por el balance de esta primera etapa del proceso.
Un mes. 31 días de encierro. 99 casos positivos dentro de la isla de Tierra del Fuego y un panorama incierto sobre lo que pueda deparar el futuro próximo. Mientras tanto, la cuarentena en la provincia -y en el país- sigue.
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